“La apuesta de la UCA por la internacionalización no sólo anima a los estudiantes a mejorar en idiomas: es un gran incentivo para el profesorado y el PTGAS” 19 junio 2025
Leonor Acosta, directora General de Política Lingüística y directora del Centro Superior de Lenguas Modernas defiende que la IA no puede sustituir el conocimiento vivo y cercano del idioma en la calle
Cádiz se ha consolidado en los últimos años como un destino preferente para el estudiantado Erasmus+. Muchos de ellos llegan atraídos por el clima y el carácter acogedor de la ciudad y regresan a sus países convertidos en auténticos embajadores de su cultura, su estilo de vida y, también, de su particular acento. Leonor Acosta, responsable del Centro Superior de Lenguas Modernas y de la Política Lingüística de la UCA, explica en esta entrevista cómo el idioma, entendido como una experiencia viva, se ve potenciado por una estrategia institucional integradora que convierte a la Universidad de Cádiz en un referente en internacionalización y acogida.
Como cada verano, el Centro Superior de Lenguas Modernas inicia sus cursos intensivos de idiomas. ¿Qué nos puede contar de ellos? ¿Son sólo para la comunidad universitaria o están abiertos a toda la ciudadanía?
Todos los cursos que programamos desde el Centro Superior de Lenguas Modernas están abiertos a cualquier persona interesada, forme o no parte de la comunidad universitaria. En el caso específico del programa de verano, se trata de cursos intensivos de dos semanas, en modalidad on line, con sesiones de dos horas diarias. Nuestra oferta incluye varios idiomas, con especial atención al inglés, ya que es la lengua vehicular en la mayoría de relaciones internacionales, convenios y programas de colaboración con universidades. Pero también estamos profundamente comprometidos con la enseñanza de otras lenguas, porque entendemos que el CSLM no puede centrarse solo en el inglés si queremos cumplir con nuestra función como servicio público, tanto para la comunidad UCA como para la ciudadanía en general.
Además, para el Personal Docente e Investigador (PDI) y para el Personal Técnico de Gestión, Administración y Servicios (PTGAS) de la UCA ofrecemos una financiación del 100 % en la matrícula de los cursos. Los estudiantes — incluidos los Erasmus, a los que consideramos parte de la comunidad UCA— tienen acceso a financiación del 50 % de la matrícula de estos cursos.
Además, esta oferta se complementa con los seminarios de verano, contribuyendo a reforzar la idea de una formación continua de toda la comunidad universitaria. Son cursos de 15 días, pero abarcan todo el mes de julio, se organizan en dos convocatorias intensivas de dos semanas cada una. La matrícula está abierta hasta el último día hábil antes del inicio del curso. Para la primera convocatoria, ese plazo finaliza el 30 de junio; y para la segunda, el 15 de julio. Queremos facilitar al máximo el acceso, asegurando que cualquier persona interesada pueda inscribirse sin obstáculos por nuestra parte.
¿Qué niveles de idioma pueden estudiarse en el CSLM?
En el caso del inglés, ofrecemos formación desde nivel A1 hasta C1, lo que nos permite cubrir una amplia franja del Marco Común Europeo de Referencia para las Lenguas. Para idiomas como alemán, italiano o portugués, la formación suele llegar hasta el nivel B1, mientras que en francés ofrecemos formación hasta el C1. En cuanto a la lengua de signos española, actualmente ofertamos el nivel A1.
¿Puede un curso suspenderse si no hay suficientes alumnos matriculados?
Sí, un curso puede suspenderse si no alcanza el mínimo de alumnos requerido. En verano, los grupos deben tener al menos seis o siete personas inscritas para poder celebrarse, ya que somos un centro autofinanciado: no dependemos directamente del presupuesto de la Universidad de Cádiz, aunque prestamos servicio a toda la comunidad universitaria. Por tanto, no es viable poner en marcha un curso si no se alcanza ese umbral.
En algunos casos, como ocurre con el inglés, es habitual que podamos abrir varios grupos según nivel, porque hay una alta demanda tanto en A1 como en B2, y especialmente en C1. Sin embargo, para otros idiomas como árabe marroquí, portugués o incluso francés, es más difícil reunir el número necesario de estudiantes. Aun así, desde el CSLM apostamos por ampliar la oferta. Este año, por ejemplo, ofrecemos por primera vez árabe estándar, complementando el árabe marroquí que ya veníamos impartiendo.
¿Se mantiene el profesorado del resto del curso durante el verano?
En algunos casos, sí se mantiene el profesorado habitual, pero durante el verano es frecuente que tengamos que reforzar la plantilla mediante contratos fijos discontinuos o por proyecto, en función de los grupos que finalmente se formen. Contamos con una bolsa de docentes con experiencia, que colaboran con el CSLM principalmente en campañas intensivas como la de verano, especialmente en los meses de junio, julio o incluso septiembre. Son profesionales con experiencia, que conocen bien el funcionamiento del centro y que, habitualmente, trabajan con nosotros en campañas concretas como la de verano.
Esta necesidad responde, en parte, al aumento del volumen de estudiantes que recibimos en esta época, sobre todo en los programas de español para extranjeros. Por ejemplo, ahora mismo tenemos en Cádiz a un grupo de unos cien estudiantes procedentes de seis universidades de Estados Unidos. Estos programas internacionales se concentran especialmente en los meses de verano, ya que es cuando las universidades extranjeras programan sus estancias. Para ellos contamos también con una bolsa de profesorado específica en lengua española, que contratamos expresamente para estas iniciativas.
¿Realizan campañas en el extranjero para animar a los alumnos a venir a Cádiz?
Sí, desde el CSLM realizamos una labor activa de promoción internacional, especialmente en Estados Unidos. No solo impartimos clases de español como lengua extranjera, sino también formación en metodología para docentes de español. Participamos regularmente en ferias internacionales dedicadas a la enseñanza de idiomas, en particular del español, donde presentamos nuestros programas y establecemos contactos con universidades extranjeras.
Para nosotros es fundamental que los estudiantes internacionales lleguen a Cádiz en el marco de convenios institucionales. Estos acuerdos nos ofrecen una mayor garantía de continuidad y formalización, y nos permiten consolidar relaciones estables con las universidades de origen. Establecer estos convenios implica un trabajo constante de diálogo, negociación y formalización con las instituciones, pero los beneficios son muy valiosos: no solo recibimos estudiantes individuales, sino que llegan grupos organizados bajo programas específicos, lo que aporta estabilidad y proyección internacional a nuestras actividades.
Pero la recepción de alumnos extranjeros no se ciñe al verano, sino que se prolonga durante todo el año.
Sí, efectivamente. No solo trabajamos con estudiantes internacionales en verano, sino durante todo el año. Recientemente, por ejemplo, colaboramos con una universidad austríaca que trajo a un grupo de estudiantes a Cádiz. Además, el CSLM tiene el encargo de ofrecer formación en español a todo el alumnado Erasmus, tanto el que viene de países europeos como el que llega a través del nuevo Erasmus extracomunitario. Todos ellos pueden estudiar español con nosotros a lo largo del curso académico, ya sea por semestres o por curso completo. Es una parte fundamental de nuestra actividad, y uno de los servicios que mejor valoran los estudiantes que llegan a la Universidad de Cádiz desde el extranjero.
¿Qué tiene la Universidad de Cádiz que le gusta tanto a los estudiantes erasmus?
Pues yo creo que, en términos académicos, la Universidad de Cádiz no tienen nada que envidiar a las grandes universidades. Nuestra forma de evaluar les resulta muy positiva: aquí no todo se decide en un único examen final. El sistema está más diversificado y permite que el estudiante acumule nota a través de trabajos, participación o actividades a lo largo del curso. Eso les da seguridad y evita el estrés de jugárselo todo en una sola prueba.
Pero lo que marca la diferencia es cómo se sienten aquí los estudiantes: arropados. El trato es cercano. Nosotros, como docentes, estamos muy acostumbrados a tener una relación directa y personal con el alumnado. Esto lo aplicamos tanto con los estudiantes locales como con los internacionales, y es algo que ellos perciben enseguida. En universidades más grandes, como las de Madrid o Barcelona, muchos alumnos Erasmus nos cuentan que se sienten más distantes, como si nadie estuviera pendiente de ellos. Aquí no es así. La UCA nunca ha sido una universidad masiva —tenemos unos 21.000 estudiantes frente a los más de 100.000 de otras universidades, por ejemplo—, y eso nos ha obligado históricamente a cuidar mucho a nuestro estudiantado. Y más allá de lo académico, hay algo que yo siempre destaco: el carácter gaditano. Somos gente costera, acostumbrada a recibir visitantes desde siempre, y eso nos ha hecho hospitalarios por naturaleza. Eso también lo ofrece Cádiz y los estudiantes Erasmus lo valoran muchísimo.
Cádiz es, además, una ciudad muy segura y muy cómoda para vivir. Es pequeña, se puede recorrer caminando, no necesitas coger metro ni desplazarte largas distancias para ir a clase. Todo está cerca: la facultad, el alojamiento, las playas… ¡incluso tengo alumnos que me han dicho que se van un rato a la Caleta y luego vuelven a clase! Ese estilo de vida también influye mucho en su adaptación.
¿Cuántos alumnos tiene el CSLM?
Depende un poco de la época del año, pero nos movemos en cifras bastante estables. Por ejemplo, en esta edición de primavera de 2025 hemos superado los 1.000 participantes, si sumamos todos los programas que gestionamos: cursos trimestrales, intensivos, cursos de español como lengua extranjera y el servicio de InterUCAmbios. De esa cifra, unos 700 corresponden directamente a los cursos del CSLM, lo que refleja un crecimiento respecto a los dos años anteriores.
En cuanto al español para extranjeros, solemos tener entre 150 y 160 alumnos Erasmus por semestre. Es una enseñanza voluntaria, pero bastante consolidada. Y luego está el inglés, que es sin duda el pilar principal de nuestra actividad. En esta edición, por ejemplo, 440 de las 570 matrículas en cursos fueron en inglés. Las otras lenguas, como el francés, el alemán o el árabe, se mantienen gracias a una apuesta institucional: queremos que sigan formando parte de la oferta, aunque no son las que sostienen el grueso del CSLM.
Nuestro compromiso es claro: ofrecer variedad lingüística y garantizar que cualquier persona pueda encontrar en la Universidad de Cádiz una puerta abierta al aprendizaje de idiomas, sea cual sea su motivación o su procedencia.
Siempre se habla del nivel de inglés del alumnado, pero, ¿cual es el nivel de inglés del profesorado y del PTGAS en la Universidad de Cádiz?
Está mejorando progresivamente, y no solo por iniciativa personal, sino también por necesidad. Cada vez es más frecuente que, para poder desempeñar bien su trabajo, el personal tenga que saber responder correos, atender visitas o participar en programas internacionales, y eso requiere un mínimo dominio del inglés, Este curso, por ejemplo, han estudiado inglés unas 140 personas del PTGAS y alrededor de 213 del PDI. La mejora es gradual y constante. Lógicamente, quienes están cerca de la jubilación tienen menos interés en seguir formándose en idiomas, pero sí estamos viendo una mayor implicación en los tramos intermedios de edad. Un elemento que está incentivando mucho este aprendizaje es la participación en programas de internacionalización, como las staff weeks, semanas de formación en universidades extranjeras donde se trabajan temas específicos —bibliotecas, gestión académica, administración, etc.— en inglés. Esto anima bastante, porque para muchos el premio es poder participar en una estancia fuera de España con un objetivo profesional. También estamos facilitando la formación desde el punto de vista organizativo: hemos incorporado cursos en línea o en horario flexible para que el personal pueda seguirlos sin interrumpir su jornada laboral. Además, estamos tratando de vincular el conocimiento del inglés con las posibilidades de promoción interna: si una plaza de nivel superior requiere competencia lingüística, esto se convierte en una motivación real. Es una apuesta a largo plazo, pero que ya está dando resultados.
¿Ha influido que la UCA haya apostado por una estrategia de internacionalización en el aumento de peticiones para mejorar el inglés?
Sin duda, la apuesta de la Universidad de Cádiz por la internacionalización, especialmente con iniciativas como la alianza SEA-EU, ha tenido un impacto directo en el interés por mejorar el nivel de inglés. Ahora, con los cuatro títulos oficiales que se van a impartir conjuntamente entre las universidades del consorcio, el profesorado implicado debe desarrollar toda su docencia en inglés y orientada a un público internacional. Eso supone un cambio muy importante: el inglés ya no es solo un idioma que conviene aprender, sino una herramienta profesional imprescindible. Esto ha creado un efecto en cadena. Cada vez más personas —tanto del PDI como del PTGAS— entienden que dominar el inglés no solo mejora sus opciones de promoción interna, sino que también les permite trabajar en mejores condiciones. Es una forma clara de desarrollo profesional.
¿Y cuál es la principal motivación del alumnado?
En el caso del alumnado, también hemos notado un cambio muy significativo: la mayoría quiere acreditarse. La acreditación lingüística se ha convertido en un objetivo clave para su futuro académico y profesional. Aunque la normativa andaluza vigente establece que los estudiantes universitarios deben alcanzar al menos un nivel B1 en una lengua extranjera, la mayoría opta por acreditarse en inglés. Desde el CSLM gestionamos directamente los exámenes de acreditación y contamos con convenios con instituciones reconocidas como Cambridge y Aptis (para inglés), el DELF (para francés) y el Instituto Cervantes (para español). Una de nuestras prioridades es garantizar que tanto el alumnado como el personal que trabaja en contextos internacionales dentro de la UCA puedan certificar sus competencias lingüísticas en condiciones óptimas.
¿Se nota el cambio de perfil del quien estudia un idioma porque necesita la acreditación y quien lo hace vocacionalmente?
Totalmente. Se distingue claramente entre quien estudia un idioma por vocación y quien lo hace por necesidad. Cuando el aprendizaje se percibe como una obligación, es frecuente que se afronte con menos entusiasmo. Ahí es donde entra en juego nuestro trabajo: lograr que aprender un idioma sea una experiencia positiva, motivadora y cercana.
Siempre decimos que nuestros docentes deben “hacer el pino” si es necesario, para que el alumnado se sienta cómodo, se enganche y no abandone. Y contamos con un equipo muy preparado: llevamos más de 30 años dedicándonos a esto.
También hemos detectado que, en general, hoy en día el alumnado tiene más dificultades para socializar. No es algo universal, pero cuesta más iniciar una conversación o establecer nuevas amistades. Para facilitar esa parte, desde el CSLM organizamos los InterUCambios, encuentros en los que ponemos en contacto a estudiantes que aprenden español con otros que estudian otras lenguas.
La dinámica es sencilla y eficaz: durante una hora, en un ambiente distendido con un pequeño cátering —una bebida, unas patatas—, cada participante lleva una tarjeta con la bandera del idioma que quiere practicar. Si la conversación no fluye, contamos con dinamizadores que intervienen para garantizar que nadie se quede al margen. Es una actividad que refuerza no solo la práctica lingüística, sino también la dimensión social del aprendizaje.
Y ya para terminar, la inteligencia artificial ¿es un riesgo o una oportunidad para unidades como el CSLM?
Ahora mismo, como estamos en los primeros tiempos de la inteligencia artificial, es comprensible que muchas personas se sientan algo amenazadas. Nos obliga a repensar muchos procesos y a abordar nuestra actividad desde nuevas perspectivas. En el caso del CSLM, creo que su impacto es limitado, ya que nuestra labor principal es la enseñanza de idiomas, y eso —por muy avanzada que sea la tecnología— sigue siendo una experiencia profundamente humana.
Es cierto que algunas personas pueden pensar que ya no necesitan apuntarse a un curso porque pueden practicar con una IA. Pero aprender un idioma no es solo memorizar estructuras gramaticales o vocabulario: es aprender a comunicarse con personas reales, con sus acentos, sus expresiones y su bagaje cultural. No se aprende solo español, sino a interactuar con quienes lo hablan, y eso no lo sustituye ninguna máquina. Existen tantos matices y variantes regionales que la inteligencia artificial, por ahora, no alcanza ese nivel de riqueza e interacción real. Ahora bien, en el ámbito de la traducción sí se está produciendo un cambio radical. Las herramientas de traducción automática han avanzado tanto que han disminuido notablemente la demanda de servicios profesionales. En el CSLM, de hecho, ya no ofrecemos traducción, precisamente porque la demanda ha caído prácticamente a cero. Los textos escritos o discursos formales pueden ser gestionados con eficacia por herramientas automatizadas.
En contextos más específicos, como el español académico, también se observan retos. Este tipo de lenguaje, más estandarizado y formal, es terreno abonado para la IA. Por eso siempre digo que los andaluces —y los gaditanos, en particular— somos en cierto modo bilingües: no hablamos igual que escribimos. Esa diferencia entre la lengua viva y la lengua normativa es clave para entender por qué el aprendizaje de idiomas no puede quedar exclusivamente en manos de la tecnología.
*Para más información sobre los cursos de verano del CSLM y cómo inscribirte, visita el siguiente enlace: : https://cslm.uca.es/subhome-servicios/cursos-de-idiomas/